El viaje a Cerdeña de este año empezó en Enero, con la reserva de los billetes de barco en Grimaldi-Lines, con una oferta por anticipación para viajes en Junio, así que cuadramos las vacaciones con los trabajos para Junio... y pa Cerdeña que nos vamos, con el plus de podernos llevar a Jan y el coche, que ya se iba hechando de menos en los viajes 😊
Reservamos por el módico precio de 235€ ida y vuelta pasajes para nosotros dos (sin camarote), Jan y el coche; la verdad que sale bien de precio y ya no tienes que pensar en alquileres ni nada. Así que nos plantamos a 7 de Junio y embarque al barco en el puerto de Barcelona a las 22h y salida a las 24h... con 13h de viaje por delante. Jan iba en una sala con caneras en la cubierta superior del barco, te dan un candado y tienes que aportar el passaporte del perro. Puedes ir a sacarlos cuando quieras y siempre por la cubierta superior. Así que estubimos un rato con él, y luego nos fuimos a dormir en el salón de butacas (comodisimas ... xD), hasta buena entrada la mañana y luego ya todo el rato con él en cubierta hasta llegar a Porto Torres a la 13:00h del viernes, una hora más a la prevista del viaje.
Nada más llegar se puso a llover de forma contundente, con lo cual aprovechamos para dar una cabezadita en una cama en condiciones. Al despertarnos fuimos a dar una vuelta por las cercanias hasta el recinto del Templo de Antas y volviendo atrás hasta las playas de San Nicoló y un paseo por el puerto en la población de Buggerru. Cenamos un poquito en el apartamento y a dormir para empezar bien fresquitos realmente las vacaciones 😋
Sábado 9 de Junio, nos levantamos bien descansados, damos un paseito a Jan por el pueblo antes de desyunar, nos tomamos el desayuno con calma, nos cojimos los bártulos para irnos a visitar el Templo de Antas, situado al sur de la población por una carretera de montaña bastante maja. En 20 min nos situamos en el recinto, el cual sólo había la chica que lo llevaba y un turísta madrugador. La entrada fueron 5€/persona que incluya todo el recinto.
En el recinto fuimos directos a visitar el Templo, pequeño pero a la vez contundente teniendo en cuenta su ubicación en medio de la nada y con un paisaje diferente a los que nos tienen acostumbrados esta clase de ruinas. Desde allí, cogimos un sendero en subida, que por el camino nos fuimos encontrando sus peculiares habitantes: escarabajos peloteros. Rafa se hizo un hartón de hacerle fotos como si no hubiera visto nunca nada igual... jejeje En 15 minutos nos situamos en las canteras romanas dónde sacaban las piedras, en total 3. De vuelta al templo y dirección a la recepción, nos fuimos en dirección al viejo árbol y después al poblado original con nugáres. En total casi 1h y media de visita, que todo y siendo primera hora de la mañana, nos quedamos bien fritos.
Con el Templo de Antas visto, nos dirigimos al apartamento a buscar alimento para pasar el resto del dia tirados en la playa. Así que una vez cargados, volvimos hacer la carretera hasta el pueblo de Portixeddu visitándolo rápidamente con toda la larga playa de San Nicoló. Seguimos con el coche bordeando la costa, hasta y pasando Buggerru, congiendo la carretera SP83 hasta llegar al desvio bien señalizado de Cala Domestica.
Tubimos suerte de encontrar un buen sitio en el "pequeño" párquing de la cala, y de allí a plantar la sombrilla a pies del agua. Nos tomamos nuestro bañito, Jan disfruto como un niño pequeño por todos lados y nos fuimos nadando hasta la cala contigua, Cala Luga.
De vuelta a la Cala principal Rafa se quedo tomando la sombra de la sombrilla, y aprovechando que Jan estaba fresquito nos fuimos a subir hasta el torreón de Cala Domestica. Unas vistas impresionantes de 360º de toda la costa y maravillosa panorámica de las dos calas y sus cumbres. De vuelta a la sombrilla, nos fuimos los tres caminando hasta ala Cala Luga por un camino lateral y pasando por una mini-gruta para obtener otro punto de vista del lugar.
Secados y con los bártulos en el coche, seguimos por la misma carretera SP83 dirección Porto Flavia. Sabiendo que con el perro seguramente no podriamos entrar, y teniendo en cuenta la hora, nos quedamos en la primera Spiaggia di Mausa. Pasando lo que queda de tarde hasta la puesta de sol, con algun bañito y de relax. De vuelta nos fuimos por el interior para cambiar de vistas, aunque de oscuro poco vimos jeje Al apartamento a cenar algo y a dormir bien cansados de sol y playa.
El segundo día sería el típico dia de vacaciones en la playa: sombrilla, toalla y hacer poco o casi nada. Tocaba hacer maletas dado que ya dejamos el apartamento para irnos a Oristan. Aprovechando el camino de subida a la ciudad, hicimos parada en Dune di Piscinas y su playa, como somos así de suertudos, el dia más caluroso de nuestra estancia, nos vamos al desierto playero de Cerdeña (ue!). A medio camino entre Fluminimaggiore y Arbus hay el desvio que lleva hasta las dunas y playa. Primer tramos de curvas por buena carretera, con algun paso estrecho, y bien pasado Ingortosu ya empieza el camino de tierra, pasando por las impresionantes minas abandonadas y precintadas de Mineria de Naracauli. Seguimos el camino con algo más de baches de lo que llevamos hasta ahora hasta llegar al párquing de pago que por un módico precio podías aparcar todo el dia.
Otra vez con los bártulos bajo el brazo, nos dirigimos a la playa como tal, con un quemazón en los pies considerable y procurando que las pezuñas de Jan no se lastimaran, pues realmente la arena era fuego. Conseguimos establecer el campamento y directos al agua que nos fuimos los tres, ya un poco refrescados no tubimos valor a salir mucho de debajo la sombrilla pues la calor era horrorosa y caminar por ahí era de locos, aunque fuera por la orilla decidimos hacer descanso. Excepto la menda, que le dio por irse a subir una duna para ver las vistas. Arena, agua, arena, agua y ... plantas jeje
Después de absorber todo el sol posible, nos fuimos dirección al coche haciendo un poco de rodeo por las aguas de la desembocadura del río y mojar las patitas de Jan por el camino para que no quede abrasado.
En el párquing vimos a unos moteros cambiándose del bañador al mono y botas ... nos recordaron un poco el viaje que hicimos con la moto a Cerdeña hace unos años, que fue muy bohemio pero realmente incomodo jaja Dicho esto, toca coger el coche, deshaciendo el tramo de camino y carretera hasta el desvio en la carretera principal y poner rumbo a Oristano.
En Oristano teniamos reservado habitación en el Hotel Marco IV Palace, hotel clássico con total ambiente del siglo XIX si no fuera por la vestimenta del turista en bañador jeje Hotel muy limpio y personal muy atento con todo. Nos fuimos a dar una vuelta por el pueblo por el nucleo antiguo, la Torre di Mariano II y hasta el parque de la Resistenza. Dimos una ojeada en los restaurantes por el camino, al fnal fuimos a cenar en el mismo hotel el menú del dia bien italiano.
Empezamos el dia tres de nuestro viaje con un buen desayuno incluido de buffet libre que, como buen buffet libre, nos comimos hasta la mesa jeje otra vez a reacer maletas y con todo en el coche nos fuimos al área de Tharros en la península del Sinis.
Con la carne tapada por no quemarnos más por el sol, llenos de crema y Jan bien duchado nos fuimos a visitar primeramente la torre que gobierna la península de San Giovani, con una ventolera muy muy agradable y perdiendo la gorra por el camino, ya bajamos hasta la entrada del área arqueológica, pagando 5€/persona y pudiendo visitar libremente. Nos dimos un agradable paseo por toda el área romana. Un lugar donde merece la pena perderse y disfrutar de los paisajes que ofrece.
Con Tharros en la retina, nos dirigimos a otra área arquelogica no menos importante: Santa Cristina. Con rápido acceso por la carretera SS131 y con otros 5€/persona visitamos el pozo sagrado de Santa Cristina digno de visitar por la rareza de la estructura que conforma el pozo y elemento sagrado del arte sacro nurágico, junto estructuras en ruinas de los nugares y el Nughare por excelencia y muy bien conservado. Un lugar muy agradable de visitar con las sombras que ofrece y las construcciones, a parte del pequeño pueblo/plaza que queda en pie con sus muristenes, casas para albergar a los peregrinos.
Después de este dia cultural que estabamos teniendo, toca tiempo para que Jan se divierta un poco en un lugar que le encanta: rio! Así que nos ponemos en dirección a Santu Lussurgiu, dónde poco después de pasar el pueblo en la misma carretera SP15, hay un paradero para visitar la Cascata di Molinos, un paraje natural bien sombreado y rico en agua (almenos en la época que fuimos) para que Jan se diera un buen bañito de agua dulce y nosotros disfrutemos del lugar.
Toca poner rumbo al Alguer, tomaremos la carretera que bordea la costa, parandonos en miradores y disfrutando de las casi 2h de viaje. Poco antes de llegar, hicimos una pequeña parada en la Spiaggia da Ricciolina.
En el Alguer nos esperaba la chica que regentaba el apartamento alquilado Casa Vacanze della Rosas, apartamento totalmente equipado y con gran terraza. Un vez acomodados, nos fuimos a dar una vuelta nocturna por el núcleo antiguo del Alguer, paseando por el paseo marítimo y luego callejeando por las mil y una tiendas de souvenirs, en algun momento me vino un flash-back recordando las calles de Venecia en que solo había souvenirs, restaurantes y helados.
"Último" día en Cerdeña, el cual lo empleamos para visita rápida y estar tirados lo máximo de rato en la playa. Para dejar el trabajo hecho, nos dirigimos al Parque Natural de Porto Conte, dónde en su cabo se encuentra la cueva de Nettuno. Después de pararnos en algun que otro mirador, llegamos al Capo Caccia, dónde por suerte la nuestra, encontramos sitio para aparcar en la misma "puerta" de la cueva (final de trayecto en coche). Nos asseguramos de llevar suficiente agua para Jan y.... a bajar escaleras se ha dicho!
Por suerte aún daba la brisa matutina en la bajada de las tropecientas escaleras que bordeaban los acantilados para llegar a la cueva. Una vez abajo, y pudiendo entrar en el incio de la misma y hacerte una pequeña idea de la cueva, valoramos su visita que con 13€/persona y que Jan no las tenia todas con los ruidos de las olas golpeando las rocas, decidimos no entrar, aún pudiendo entrar perfectamente con el perro. Así que, después de cuatro fotos, toca volver a subir los escalones, esta vez ya con más tráfico de personas. Aunque no se acceda a las cuevas, la rutilla escalonera merece realmente la pena!
Acalorados los dos, menos Jan que procuramos que fuera bien fresquito todo el camino, montamos en el coche rumbo a la Pelosa, lugar dónde haríamos... nada! jeje La Spiaggia dilla Pelosa, situada al extremo norte de la isla y con el parque natural de la Asinara, luce unas playas cristalinas perfectas, con efecto piscina impresionante, y que por supuesto, en al zona más "azulada" no cabia ni un alfiler.
Aparcamos el coche entre las calles via Falcone y Angelo Morrati dónde hay un párking improvisado de tierra y gratuito, el resto de aparcamiento a pie de playa es de pago.
Plantamos la sombrilla en la rocosa costa de delante la Spiaggia della Pelosetta y la isla de la Pelosa con su torreón. Zona de baño bastante tranquila dónde quedaba entremedias de la isla y la "zona buena" de playa de ensueño. Bañito indispensable para los tres, nadando hasta la Isla de la Pelosa y haciendo un poco el tonto. Rafa se acerco nadando hasta las aguas cristalinas, y en que a su vuelta, reafirmó la muchedumbre de gente que había ahí. Comidos, relajados y salados de agua toca volver hacia Alguer para pasar la última media noche en la isla.
Volvimos a darnos un último paseo por el Alguer, esta vez dejamos a Jan en el apartamento ya que el paseo de ayer por el pueblo tampoco le entusiasmo mucho hahaha.
A las 4:30h de la mañana toca estar en pie para llegar en escasa media hora a Porto Torres, a esperar el buque de vuelta a casa. La compañía nos hizo esperar 3h en el coche, hasta llegar el barco. Ya por fin dentro, estubimos un ratito con Jan en la cubierta y luego nos fuimos a dormir un poquito por el interior de barco, el viaje se hizo eterno por el mal tiempo en el exterior, que nos obligó a permanecer dentro y dejando a Jan sin salir la mayor parte del viaje. Llegamos a Barcelona a las 21h, un viaje eterno y ya con el últim tramo en coche hasta llegar a casita!
Un viaje bien aprovechado con los 5 días escasos que tuvimos, nos quedaron muchos recovecos para descubrir pero también queríamos disfrutar un poco de playa y relax así que intentamos combinar ambas cosas lo mejor que pudimos.
La estancia en la isla con el Jan fue un lujo, no tuvimos ningún problema en ningún alojamiento, que aparte en ninguno de ellos nos aplicaron suplemento para el perro. En todas las playas nadie miro mal a Jan, es más la mayoría pedía permiso para hacerle fotos y alguno sin ella, pero nos daba igual, así que seguramente hay un montón de fotos de Jan por ahí jaja
Un viaje muy aconsejable para ir en familia humana y perruna, nose si en Agosto cambia mucho el tema de gente en la isla, nosotros mayoritariamente el turismo era local italiano. Y tema clima... no deja de ser mediterráneo. En referente al coche... llenad bien el depósito en España, pues ahí tanto gasóleo como gasolina esta por las nubes, y más el primero a diferencia de lo que estamos acostumbrados aquí.
En el recinto fuimos directos a visitar el Templo, pequeño pero a la vez contundente teniendo en cuenta su ubicación en medio de la nada y con un paisaje diferente a los que nos tienen acostumbrados esta clase de ruinas. Desde allí, cogimos un sendero en subida, que por el camino nos fuimos encontrando sus peculiares habitantes: escarabajos peloteros. Rafa se hizo un hartón de hacerle fotos como si no hubiera visto nunca nada igual... jejeje En 15 minutos nos situamos en las canteras romanas dónde sacaban las piedras, en total 3. De vuelta al templo y dirección a la recepción, nos fuimos en dirección al viejo árbol y después al poblado original con nugáres. En total casi 1h y media de visita, que todo y siendo primera hora de la mañana, nos quedamos bien fritos.
Con el Templo de Antas visto, nos dirigimos al apartamento a buscar alimento para pasar el resto del dia tirados en la playa. Así que una vez cargados, volvimos hacer la carretera hasta el pueblo de Portixeddu visitándolo rápidamente con toda la larga playa de San Nicoló. Seguimos con el coche bordeando la costa, hasta y pasando Buggerru, congiendo la carretera SP83 hasta llegar al desvio bien señalizado de Cala Domestica.
Tubimos suerte de encontrar un buen sitio en el "pequeño" párquing de la cala, y de allí a plantar la sombrilla a pies del agua. Nos tomamos nuestro bañito, Jan disfruto como un niño pequeño por todos lados y nos fuimos nadando hasta la cala contigua, Cala Luga.
De vuelta a la Cala principal Rafa se quedo tomando la sombra de la sombrilla, y aprovechando que Jan estaba fresquito nos fuimos a subir hasta el torreón de Cala Domestica. Unas vistas impresionantes de 360º de toda la costa y maravillosa panorámica de las dos calas y sus cumbres. De vuelta a la sombrilla, nos fuimos los tres caminando hasta ala Cala Luga por un camino lateral y pasando por una mini-gruta para obtener otro punto de vista del lugar.
El segundo día sería el típico dia de vacaciones en la playa: sombrilla, toalla y hacer poco o casi nada. Tocaba hacer maletas dado que ya dejamos el apartamento para irnos a Oristan. Aprovechando el camino de subida a la ciudad, hicimos parada en Dune di Piscinas y su playa, como somos así de suertudos, el dia más caluroso de nuestra estancia, nos vamos al desierto playero de Cerdeña (ue!). A medio camino entre Fluminimaggiore y Arbus hay el desvio que lleva hasta las dunas y playa. Primer tramos de curvas por buena carretera, con algun paso estrecho, y bien pasado Ingortosu ya empieza el camino de tierra, pasando por las impresionantes minas abandonadas y precintadas de Mineria de Naracauli. Seguimos el camino con algo más de baches de lo que llevamos hasta ahora hasta llegar al párquing de pago que por un módico precio podías aparcar todo el dia.
Otra vez con los bártulos bajo el brazo, nos dirigimos a la playa como tal, con un quemazón en los pies considerable y procurando que las pezuñas de Jan no se lastimaran, pues realmente la arena era fuego. Conseguimos establecer el campamento y directos al agua que nos fuimos los tres, ya un poco refrescados no tubimos valor a salir mucho de debajo la sombrilla pues la calor era horrorosa y caminar por ahí era de locos, aunque fuera por la orilla decidimos hacer descanso. Excepto la menda, que le dio por irse a subir una duna para ver las vistas. Arena, agua, arena, agua y ... plantas jeje
Después de absorber todo el sol posible, nos fuimos dirección al coche haciendo un poco de rodeo por las aguas de la desembocadura del río y mojar las patitas de Jan por el camino para que no quede abrasado.
En el párquing vimos a unos moteros cambiándose del bañador al mono y botas ... nos recordaron un poco el viaje que hicimos con la moto a Cerdeña hace unos años, que fue muy bohemio pero realmente incomodo jaja Dicho esto, toca coger el coche, deshaciendo el tramo de camino y carretera hasta el desvio en la carretera principal y poner rumbo a Oristano.
En Oristano teniamos reservado habitación en el Hotel Marco IV Palace, hotel clássico con total ambiente del siglo XIX si no fuera por la vestimenta del turista en bañador jeje Hotel muy limpio y personal muy atento con todo. Nos fuimos a dar una vuelta por el pueblo por el nucleo antiguo, la Torre di Mariano II y hasta el parque de la Resistenza. Dimos una ojeada en los restaurantes por el camino, al fnal fuimos a cenar en el mismo hotel el menú del dia bien italiano.
Empezamos el dia tres de nuestro viaje con un buen desayuno incluido de buffet libre que, como buen buffet libre, nos comimos hasta la mesa jeje otra vez a reacer maletas y con todo en el coche nos fuimos al área de Tharros en la península del Sinis.
Con la carne tapada por no quemarnos más por el sol, llenos de crema y Jan bien duchado nos fuimos a visitar primeramente la torre que gobierna la península de San Giovani, con una ventolera muy muy agradable y perdiendo la gorra por el camino, ya bajamos hasta la entrada del área arqueológica, pagando 5€/persona y pudiendo visitar libremente. Nos dimos un agradable paseo por toda el área romana. Un lugar donde merece la pena perderse y disfrutar de los paisajes que ofrece.
Con Tharros en la retina, nos dirigimos a otra área arquelogica no menos importante: Santa Cristina. Con rápido acceso por la carretera SS131 y con otros 5€/persona visitamos el pozo sagrado de Santa Cristina digno de visitar por la rareza de la estructura que conforma el pozo y elemento sagrado del arte sacro nurágico, junto estructuras en ruinas de los nugares y el Nughare por excelencia y muy bien conservado. Un lugar muy agradable de visitar con las sombras que ofrece y las construcciones, a parte del pequeño pueblo/plaza que queda en pie con sus muristenes, casas para albergar a los peregrinos.
Después de este dia cultural que estabamos teniendo, toca tiempo para que Jan se divierta un poco en un lugar que le encanta: rio! Así que nos ponemos en dirección a Santu Lussurgiu, dónde poco después de pasar el pueblo en la misma carretera SP15, hay un paradero para visitar la Cascata di Molinos, un paraje natural bien sombreado y rico en agua (almenos en la época que fuimos) para que Jan se diera un buen bañito de agua dulce y nosotros disfrutemos del lugar.
Toca poner rumbo al Alguer, tomaremos la carretera que bordea la costa, parandonos en miradores y disfrutando de las casi 2h de viaje. Poco antes de llegar, hicimos una pequeña parada en la Spiaggia da Ricciolina.
En el Alguer nos esperaba la chica que regentaba el apartamento alquilado Casa Vacanze della Rosas, apartamento totalmente equipado y con gran terraza. Un vez acomodados, nos fuimos a dar una vuelta nocturna por el núcleo antiguo del Alguer, paseando por el paseo marítimo y luego callejeando por las mil y una tiendas de souvenirs, en algun momento me vino un flash-back recordando las calles de Venecia en que solo había souvenirs, restaurantes y helados.
"Último" día en Cerdeña, el cual lo empleamos para visita rápida y estar tirados lo máximo de rato en la playa. Para dejar el trabajo hecho, nos dirigimos al Parque Natural de Porto Conte, dónde en su cabo se encuentra la cueva de Nettuno. Después de pararnos en algun que otro mirador, llegamos al Capo Caccia, dónde por suerte la nuestra, encontramos sitio para aparcar en la misma "puerta" de la cueva (final de trayecto en coche). Nos asseguramos de llevar suficiente agua para Jan y.... a bajar escaleras se ha dicho!
Por suerte aún daba la brisa matutina en la bajada de las tropecientas escaleras que bordeaban los acantilados para llegar a la cueva. Una vez abajo, y pudiendo entrar en el incio de la misma y hacerte una pequeña idea de la cueva, valoramos su visita que con 13€/persona y que Jan no las tenia todas con los ruidos de las olas golpeando las rocas, decidimos no entrar, aún pudiendo entrar perfectamente con el perro. Así que, después de cuatro fotos, toca volver a subir los escalones, esta vez ya con más tráfico de personas. Aunque no se acceda a las cuevas, la rutilla escalonera merece realmente la pena!
Acalorados los dos, menos Jan que procuramos que fuera bien fresquito todo el camino, montamos en el coche rumbo a la Pelosa, lugar dónde haríamos... nada! jeje La Spiaggia dilla Pelosa, situada al extremo norte de la isla y con el parque natural de la Asinara, luce unas playas cristalinas perfectas, con efecto piscina impresionante, y que por supuesto, en al zona más "azulada" no cabia ni un alfiler.
Aparcamos el coche entre las calles via Falcone y Angelo Morrati dónde hay un párking improvisado de tierra y gratuito, el resto de aparcamiento a pie de playa es de pago.
Plantamos la sombrilla en la rocosa costa de delante la Spiaggia della Pelosetta y la isla de la Pelosa con su torreón. Zona de baño bastante tranquila dónde quedaba entremedias de la isla y la "zona buena" de playa de ensueño. Bañito indispensable para los tres, nadando hasta la Isla de la Pelosa y haciendo un poco el tonto. Rafa se acerco nadando hasta las aguas cristalinas, y en que a su vuelta, reafirmó la muchedumbre de gente que había ahí. Comidos, relajados y salados de agua toca volver hacia Alguer para pasar la última media noche en la isla.
Volvimos a darnos un último paseo por el Alguer, esta vez dejamos a Jan en el apartamento ya que el paseo de ayer por el pueblo tampoco le entusiasmo mucho hahaha.
Un viaje bien aprovechado con los 5 días escasos que tuvimos, nos quedaron muchos recovecos para descubrir pero también queríamos disfrutar un poco de playa y relax así que intentamos combinar ambas cosas lo mejor que pudimos.
La estancia en la isla con el Jan fue un lujo, no tuvimos ningún problema en ningún alojamiento, que aparte en ninguno de ellos nos aplicaron suplemento para el perro. En todas las playas nadie miro mal a Jan, es más la mayoría pedía permiso para hacerle fotos y alguno sin ella, pero nos daba igual, así que seguramente hay un montón de fotos de Jan por ahí jaja
Un viaje muy aconsejable para ir en familia humana y perruna, nose si en Agosto cambia mucho el tema de gente en la isla, nosotros mayoritariamente el turismo era local italiano. Y tema clima... no deja de ser mediterráneo. En referente al coche... llenad bien el depósito en España, pues ahí tanto gasóleo como gasolina esta por las nubes, y más el primero a diferencia de lo que estamos acostumbrados aquí.